Con relación a los recursos hídricos, se estima que para el año 2020 el incremento neto del número de personas que experimentan tensiones con respecto a la disponibilidad de agua, debido al cambio climático, oscile entre los 12 y 81 millones, mientras que, para mediados del siglo, la reducción potencial en la disponibilidad de agua y el aumento de la demanda por parte de una población regional creciente, podrían elevar esas cifras a entre 79 y 178 millones de personas.
Las zonas que, para su sistema de abastecimiento de agua potable y producción de energía hidroeléctrica, aprovechan los sistemas glaciares de las montañas andinas se verán seriamente afectadas; esto es aplicable a amplias áreas de Colombia, Ecuador y Perú. Las ciudades costeras pueden registrar efectos negativos en sus sistemas de suministro y depuración de aguas relacionados con el aumento del nivel medio del mar (NMM) y la intrusión salina asociada.
Es muy probable que los aumentos esperados en el NMM, la variabilidad climática y los fenómenos extremos afecten las áreas costeras. En el futuro, se proyectan impactos adversos sobre:
- áreas costeras bajas (p. ej.,en El Salvador, la costa del Golfo de México y la costa de la provincia de Buenos Aires en Argentina)
- edificios y turismo (p. ej.,en México y Uruguay)
- pesquerías y actividades asociadas (p. ej., en Perú)
- manglares y arrecifes (p. ej., en México, Centroamérica, Brasil, Ecuador, Colombia y Venezuela)
- disponibilidad de agua potable (p. ej., en la costa del Pacífico de Costa Rica, Ecuador y el estuario del Río de la Plata
En particular, es muy probable que el aumento del NMM afecte los arrecifes de coral Mesoamericanos (p. ej., en México, Belice y Panamá) y la ubicación de los cardúmenes en el sudeste del Pacífico (p. ej., en Perú y Chile). Los manglares ubicados en las costas bajas son particularmente vulnerables al ascenso del NMM, al aumento de temperatura, y a la frecuencia e intensidad de los huracanes (especialmente los de México, América central y el Caribe).
Los distintos ecosistemas que albergan los países latinoamericanos de la RIOCC proporcionan importantes y críticos servicios ambientales a las sociedades de la región, y concentran importantes áreas con megabiodiversidad y alto grado de endemismo. Bajo el cambio climático futuro existe el riesgo de extinción de especies significativas en muchas áreas de Latinoamérica tropical. Las áreas ocupadas por muchas especies se transformarán en no aptas para las mismas a medida que el clima cambie, modificándose sustancialmente el mapa de distribución de las comunidades biológicas.
Es muy probable que selvas y bosques sean reemplazadas por ecosistemas que tengan mayor resistencia a tensiones múltiples, causadas por incrementos en las temperaturas, sequías e incendios. Considerando las proyecciones futuras de cambio climático, se estima con una alta confianza que parte de la Amazonía y el sur de México serán reemplazadas por sabanas, y la vegetación semiárida en partes del nordeste de Brasil y en la mayor parte del centro y norte de México sería reemplazada por vegetación árida debido al efecto sinérgico de los cambios en el uso de la tierra y en el clima.
Con relación al sector agrícola, a pesar de las incertidumbres en las proyecciones de los rendimientos en la región, los modelos de productividad agrícola proyectan comportamientos consistentes a nivel regional, tales como la reducción del rendimiento de arroz a partir del 2010 y el incremento del rendimiento de soja. Con respecto al maíz, se pueden esperar reducciones promedio del rendimiento del 10% para mediados del siglo XXI, aunque con una gran variabilidad espacial.
Un mayor estrés térmico y menor disponibilidad hídrica reducirían los rendimientos agrícolas a un tercio en las zonas tropicales y subtropicales, donde los cultivos ya están cerca de su máxima tolerancia al calor. La productividad de praderas y pastizales se verá afectada por la pérdida del stock de carbono en suelos orgánicos y también por la pérdida de materia orgánica. Con relación al café, algunas áreas verán seriamente reducida su aptitud para este cultivo mientras que en otras su rendimiento disminuirá. Junto a estos impactos negativos en el sector agropecuario, es posible que se abran algunas oportunidades en cuanto a nuevas áreas aptas para determinados cultivos o incrementos en los rendimientos y productividad primaria.
Se proyectan asimismo cambios en la incidencia y distribución de distintas enfermedades de transmisión vectorial, así como de aquellas asociadas a extremos térmicos.